Texto original: 29.Agosto.2005.
Archivo «Blógicamente - Pensamientos en 35mm»
http://blogeid.blogspot.com
Hora: 23.35
Lugar: Clifton, Washington DC (EE.UU.)
Disposicion de teclado: Americana (ergo no hay tildes ni "enyes")
Conforme uno se aleja kilometros y kilometros de su cas , se dedica mas a observar, fotografiar (con camara o con los propios ojos) que a explicar lo que ve. Por eso, si uno toma un teclado en Estados Unidos para reflexionar sobre las mil imagenes que se han sucedido por las calles de Nueva York (tanto a pie de calle entre vendedores de sandwich y 10.587 taxis amarillos como divisando todo Manhattan desde lo alto del Empire State Building) los minutos van pasando entre una y otra linea escrita.
Conozco muchas y muy variadas impresiones sobre Estados Unidos y su gente. Desde este blog, solo quiero centrarme en lo que un turista como yo ha ido percibiendo por el momento. Ni que decir tiene que cuando uno llega a la denominada Ciudad de las Luces precisamente de noche, la impresion de estar en el "meollo" del cosmopolitismo es doble. O triple.
Imaginemos que al cruzar la calle 45 cortamos con ese grande y famoso paseo que baja en diagonal por la isla de Manhattan, y que se llama Broadway. Bajas caminando y te encuentras con Times Sqare, una de esas polazas que genera Broadway a su encuentro con las diferentes avenidas. Te dices a ti mismo que menos mal que todo lo que rodea no deben ser sino oficinas y plantas de grandes almacenes porque como te toque pegar ojo con esa infinidad de vatios de luz sin parar, lo llevas claro.
Ya antes de aterrizar, una fuerte indisposicion de mi hermana la obligo a quedarse en el hotel depues con mi madre. Tras comprar lo necesario en una farmacia de enfrente y asegurarme de que cuanto necesita es reposo, decido salir a encontrarme personalmente con la Gran Manzana. Veamos si eres capaz de impresionarme, Manhattan.
No hace falta demasiado tiempo para que todos los libros de Arquitectura que he visto, con sus imagenes de edificios miticos, salten de la memoria a la estampa viva, mientras bajo por la 5a Avenida.
Catedral de Sant Patrick, Chrysler Building, Empire State Building... todos se van dejando observar como gigantes que solo se dejan asomar cuando otras moles que van formando calles me lo permiten.
Va conmigo la camara de fotos que va congelando los diferentes puntos de vista por los que veo cierta vida propia a esas moles hierro y cristal. Tras mas de dos horas caminando, considero que es hora de ir subiendo por Lexington Avenue y zigzaguear al encuentro de la Estacion Central.
Cuando regreso al hotel, 3 horas despues de salir, reflexiono sobre los otros cimientos de esos edificios. Cuando veo una pareja de ancianos negros tapandose con unas mantas sentados en un banco con el edificio Chrysler de fondo, o los montones de basuras que se agolpan en las aceras frente a restaurantes esperando que sean recogidas. En otras palabras, todos elementos no deseados por la sociedad pero que son resultado de que haya unas determinadas entidades absolutamente enriquecidas y con tarjetas de visita de 300 metros de altura.
Del mismo modo que un blog no deja de ser (entre otras mas cosas) una via de escape para el ego, esos rascacielos tratan de rubricar con sus agujas apellidos de magnates en las mismisimas puertas del cielo.
Pero resulta dificil hacerlo con tinta que al final es mierda. Aunque se abonita, acristalada y empaquetada. Y la mierda es como una cascada: va siempre de arriba hacia abajo.
Hoy domingo estuvimos con la familia de Washington, dando vueltas por Clifton, donde viven. Y es aqui donde las gafas de sol adquieren su funcion extra: filtrar el brillo de la perenne sonrisa del estadounidense. Bien sea atendiendote en la pescaderia (pedazo de supermercado estilo "Mercadona") o comprando un lector de tarjetas CompactFlash (para asi poder ilustrar esta cronica).
Si es una pose o si es deleite interactuando con la gente, es algo que aun no se. pero me lleva a pensar que quiza es un buen primer paso que por nuestros lares podriamos dar para quitar crispacion. Claro que quiza los estadounidenses se reservan la mala leche de frontera hacia fuera.
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