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Foto del escritorDiego Marqueta

Y llegó el Circo a la ciudad...

Texto original: 09.Agosto.2005.

Archivo «Blógicamente - Pensamientos en 35mm»

http://blogeid.blogspot.com/2005/08/


Es, hoy por hoy, el espectáculo más grande del mundo. El "Vértigo" del trapecista, el temple del domador y los caricatos del payaso. Con estos mimbres teje U2 un canasto que sigue sin ser suficientemente grande para recoger los éxitos, aplausos y dinero que cosechan.

La emoción iba creciendo conforme nos acercábamos Susana y yo al Camp Nou. La sed de concierto no hacía sino avivarse al acceder a la grada y ver el montaje que había ahí preparado, como un monstruo durmiendo antes de que lo "enciendan". Y precisamente a las diez de la noche, salían al escenario todavía iluminado por las luces generales del estadio Larry Mullen, Adam Clayton, David Evans (The Edge) & Paul Hewson (Bono)...


"Un... Dos... Tres... ¡Catorce!", y a partir de ahí un concierto digno de recordar. Con momentos en que salía de los altavoces lo mejor de la banda ("New Years' Day", "Beautiful Day", "Sunday Bloody Sunday", "Where The Streets Have No Name", "I Still Haven't Found What I'm Looking For", "One") llegando a una recta final que recreaba el planteamiento Zoo TV de 1993, con planos muy cerrados en el rostro de Bono y los guitarreos de The Edge mientras sonaban Zoostation, The Fly, para terminar del mismo modo que empezaron: con el tema "Vertigo".



Como toda actuación magna que se precie, hubo momentos para el proselitismo de ideales, basados en principios de Libertad e Igualdad, los cuales supongo que aprovechaban los colaboradores locales de la organización para preparar la proyección de los 5 artículos básicos de los Derechos Humanos en catalán.


La masa rugió a aplaudir, aún no sé si por el digno contenido de lo que ahí se leía, o por el hecho de que U2 no emplease la lengua española. Lo cual me hacía recordar que un par de días antes les había dado yo una vuelta por Barcelona a un chico guatemalteco, dos chicas panameñas y un primo mío mejicano, que seguían sin comprender que en la segunda ciudad de España hubiese jaleos por usar la lengua que ellos desde pequeños han usado, a miles de kilómetros de distancia, y que llaman "español". Supongo que de esta asunto habrá 40 kilos de blogs por la red.


Sin embargo, yo había ido a deleitarme con la música de U2, al margen de histerismos y camisetas de futbol con la que vestir en escena a The Edge por su cumpleaños.


En definitiva, una experiencia de la que disfrutamos 80.000 afortunados, y que bien merece un lugar especial en la memoria musical de cada uno.
















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