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  • Foto del escritorDiego Marqueta

Amor: La Fuerza. La Tragedia. El Origen.

Amor (I): La Fuerza.


En el noble oficio de entretener uno encuentra un patrón común a todos los que destacan: se abstraen de todo y se centran exclusivamente en el momento, en el lugar y en las personas que tienen delante. Verás que esto coincide con los momentos más trascendentes en tu vida. Por ejemplo: Eugenio, antes de salir al escenario a contar sus chistes o acudits, lidiaba con la tensión previa y se centraba sólo en el público. John Watson cuenta cómo Sherlock Holmes desconectaba de cualquier caso complejo para centrarse en un cuadro, una flor o un recital de música.

La Sintonía

Es algo parecido a sintonizar una emisora de radio con el dial: al entrar en sintonía con la frecuencia concreta de la emisora, estableces una conexión. Y si lo que escuchas sintoniza con tu frecuencia, entonces te hace resonar y llevarte a un estado de flujo. Es decir, que puedes escucharlo durante horas. Y te hace sentir bien.

Quienes me conocen saben que huyo de esoterismos y soy un tío más bien racional y cartesiano. De hecho, los lápices de mi mesa están alineados por las bases y organizados como piezas de ajedrez antes de la contienda. Y los de color, ordenados por longitud de onda. Sí, mi mesa es un culto al knolling. Por tanto, hablamos de fenómenos físicos observables en el comportamiento de la sinapsis neuronal, a partir de determinados estímulos visuales.

La Fuerza


Yoda-La Fuerza en el Amor y en las Presentaciones
El Maestro Yoda mirando tu powerpoint... «Chusqueras diapositivas tú no harás»

Esa sintonía e idealmente resonancia que creamos en nuestra narrativa con nuestro público es sencillamente Amor. No desde una perspectiva cursi, ñoña o almibarada. Es un acuerdo entre ambas partes por las que, sin decirlo, deciden hacer algo ético, algo bueno. Acompasarse y aprovechar esa Fuerza. Tal como la describe Yoda en Star Wars: no es sólo un «poder» para levantar piedras sino que es una Fuerza que une mentes y cosas; que algunos son capaces de alterar y usar en beneficio de un equilibrio y bien común (los Jedi) o bien manipular para destrucción y beneficio propio (los Sith o Lado Oscuro). Si dudas, por el color del sable de luz los reconoceréis.


Desactivando el modo freak: esa idea de Fuerza-Amor sucede cuando logras abstraerte de todo y pensar que, en ese rato, no hay nada en tu vida que no sea esa presentación. Que en lo que de ti dependa, estás con la disposición de vaciarte para construir algo con la persona que te escucha. Como cuando una persona me honra con pedir mi asesoramiento: lo que he aprendido a lo largo de los años lo plasmo con método y con el mismo Amor como si de esa presentación dependiera un éxito de mi hermana. Más no sé ofrecer.

De hecho, tu presentación es un «conjunto origen» que parte de unos datos e informaciones. Al llegar a su verdadero «conjunto destino» (las mentes y corazones de los que escuchan) se convierte en emoción, conocimiento y así lo que todos buscamos al final: estar bien. Felicidad. Sí: la mitad habréis empezado a tararear la canción de Al Bano y Romina Power - "Felicità… (y del resto que sigue, ni papa)… ni ni na niii - ni ni na niii... Felicità". Si te sabías algún verso de la canción, escríbeme y me quito el sombrero.

Y hay un patrón para esas 2 partes en concurso por las que fluye ese Amor que está presente en cada historia desde hace siglos: la tragedia que sucede a partir de un malentendido

 

Amor (II). La Tragedia.

La Tragedia del Ganador Sobre la anterior entrega («Amor (I): La Fuerza»): en un par de horas casi completasteis la canción "Felicità" con vuestras respuestas. Por cierto, esta canción quedó subcampeona en el festival de San Remo'83. ¿Pero alguien se acuerda de quién ganó? Sólo Wikipedia. De la que nos acordamos es de la subcampeona.

Lo mismo con la ganadora del Grammy a la mejor canción de ese mismo año: cualquiera de las nominadas sigue sonando hoy en la radio; pero la ganadora, una versión descafeinada (lo siento, Willy Nelson) del "Always on my mind" que 10 años antes había hecho eterna Elvis Presley, cayó felizmente en el olvido. (¿De verdad esa canción merecía un premio, no digamos ya por encima del «Rosanna» de Toto?). Ya decían Faemino y Cansado que subcampeón es mucho mejor que campeón: «-¿Tú qué eres? / -Campeón. / *-No está mal. ¿Y tú? /* -Subcampeón. / *-¡Jo*er!».* Ahora que lo leo, tiene más gracia escuchado de ellos, pero ahora ya paso de borrar.

En resumen: que no siempre ser «innovador» o «líder» es la panacea.

Porque si quien pega primero, pega dos veces, también se escuece el doble.

La Causa-Efecto En la anterior entrega afirmábamos que el Amor es una conexión intrínsecamente constructiva. De hecho, Amor y Odio son exactamente el mismo sentimiento, con idéntica intensidad y protagonismo de la otra persona. La diferencia está en si esa flecha apunta hacia arriba o hacia abajo. Si construye o destruye.

Comunicando y, concretamente, haciendo presentaciones, no valen los términos medios. Es una causa-efecto inmediata: todo lo que no les emocione y enamore, lo descartan. Como una Fotografía que, si no te hace decir «es un fotón» en el primer segundo y te detengas en ella durante los 10 siguientes, no sirve de nada. Lo mismo con cada diapositiva, con cada impacto. Claridad, nitidez, uniformidad. Todos los que están frente a tu presentación deben experimentar, entender y aprender lo mismo.

Pero el malentendido acecha. Porque es tan enemigo del Amor como inherente al mismo.

El Clásico

Ya lo sabéis. Está todo inventado desde hace siglos. Por eso siempre digo que merece la pena ir a buenas traducciones de los Clásicos (en mi caso me pego más tiempo leyendo los pie de página que el texto en sí). Si preguntase por la Historia de Amor universal, casi todo el mundo respondería «Romeo y Julieta», con permiso de algún romance de Gran Hermano.

Romeo y Julieta es universal porque es "Pop": toca sentimientos y confrontaciones universales, al tiempo que convierte en bueno todo lo que toca. Incluso la muerte final de ambos (y no me vengáis con que esto era un spoiler) induce la reconciliación entre las respectivas familias Montesco y Capuleto. Que con esos apellidos no me extraña que los conozcamos sólo como «Romeo y Julieta». (Antes de hacer esta gracieta que os tiene indiscutiblemente muertos de risa, me he asegurado de que no haya nadie Montesco ni Capuleto en la lista de distribución).

El caso es que la muerte de ambos se desencadena por el paradigmático malentendido universal:

  • Romeo cree que Julieta está muerta; y en vez de irse de vinos con los amigotes por Verona, pues se suicida. Y mira que las veces que recalo en Verona siempre he parado por lugares atractivos para ello.

  • Julieta, despertada de su coma inducido para simular su muerte y así anular la boda con el conde Paris, descubre a Romeo, muerto; y en vez de respirar aliviada por librarse de ese pelmazo, pues también se suicida. Con la planta que gastan los amigos fettuccini Alfredo, incluidos los veroneses del siglo XVI.

Ojo, que esto es más universal de lo que creéis: Una chica una vez publicó su esquela para que dejara de darle la murga.

Este patrón del malentendido es el clásico de la historia de Amor derrotado. Y el malentendido, como el diablo, se expresa de muy diferente maneras.

Como hizo Dire Straits con su versión de un "lovestruck Romeo" derrotado, bebiendo los vientos por Julieta, quien ahora sólo le considera como un rollo más. (How can you look at me as if I was just another one of your deals?). En esta versión renovada del malentendido universal, Romeo sólo quiere de Julieta que recuerde cómo ella le decía, llorando al hacer el amor, que le amaba como a las estrellas, que le amaría hasta morir. Es lo único que vindica Romeo.

Y como en toda buena narrativa, en esa búsqueda de la claridad (al menos, la suya), reafirma sus limitaciones: "I can't do the talk like they talk on the TV" - la canción es de una época en que para salir en TV todavía se exigía un nivel para hablar mejor que el de un chimpancé frenopático, válido hoy para ocupar un ministerio (tanto el nivel como el chimpancé**).

"**No puedo hacerlo todo, pero haría cualquier cosa por ti". No sé vosotros, pero hasta un tipo notoriamente duro como yo se estremece con ello. Aunque esta canción juega con ventaja: me estremece desde hace 23 años, incluso al escucharla hoy tras aquel período en que sólo podía darle al botón de salto de canción.

Es decir, este Romeo solo quería que Julieta entendiera: "When you gonna realize it was just that the time was wrong, Juliet?".

Si fue Shakespeare quién universalizó el mito de Romeo y Julieta en 1597, éste bebió de la novela 30 años anterior de Arthur Broke. Y éste a su vez de Matteo Bandello; y a su vez de Luigi da Porto; y a su vez de Masuccio Salernitano… Y así incluso hasta llegar a Fernando Rojas: Calixto, creyendo que sus criados están en peligro por el alboroto callejero, muere al resbalar saltando el muro para defenderles. Entonces Melibea… bueno, ya adivináis, ¿no? Pues eso. Que se suicida. Qué manía.

Por cierto, el Huerto de Calixto y Melibea es uno de esos rincones (cada vez menos) desconocidos de Salamanca cuya magia inspiró al autor para esta tragicomedia. Rodeando la ("doble") catedral, bajando la calle Tentenecio, parando a echar una cerveza y escuchar buena música en el Santa Ana, junto al Archivo Histórico, girando por Gibraltar (no el Peñón), pasando la inigualable y modernista Casa Lis de acero y cristal, cual armadura de un ángel, hasta llegar al Patio chico. Y de ahí «toda la calle Arcediano vengo a más andar tras de vosotros» hasta el huerto de Calixto y Melibea.

Si has aguantado hasta aquí leyendo, podemos considerarnos amigos: cuando te dejes caer por Salamanca, avísame y te sugiero más lugares.

Si seguimos tirando de este hilo de Ariadna podríamos ver el mismo patrón en el siglo XIII con Los Amantes de Teruel (siglo XIII): Diego Marcilla (gran cafetero) muere de pena porque su amada no tiene noticias de él y se casa el mismo día en que él regresa tras 5 años haciendo fortuna para merecer su mano. Y así sucesivamente tirando hacia atrás a lo largo de los siglos.

Hasta llegar al verdadero origen del mito del Amor entre desventurados que acaba en muerte, siempre por un malentendido fatal.

 

Amor (III): El Origen. Y el Final.


El Origen

Y así llegamos hasta Píramo y Tisbe, los primeros «Romeo y Julieta» de la Antigüedad.


Higino (un tío limpio) lo contó en sus fábulas 142 y 143 en algún momento entre el año 50 y el 17 a.C. Que no todo iba a ser Astérix en aquella época. Este buen hombre hizo un listado de las estrellas en su «Astronomía Poética»: en su honor, un asteroide y un cráter de la luna llevan su nombre. Pero, una vez han puesto tu nombre a un cráter junto al Mare Vaporum, o sea, donde se juntan la nariz y la ceja de la cara de la Luna según George Méliès… pues al asteroide que le den morcilla.



Pero fue Ovidio en el cuarto episodio de sus Metamorfosis (8 d.C.) quien nos describe el mito en un pasaje tan breve como intenso. Píramo y Tisbe se aman y al principio sólo se comunican por miradas y signos, para sortear la censura de sus familias. Es decir, puramente comunicación visual.


Posteriormente se comunican con sus voces través de una grieta en la pared que separa sus casas. O sea: puramente comunicación auditiva.


Esta primera gran historia de Amor nos habla de cómo ambos personajes dan importancia a cada canal por separado. Algo que a día de hoy no tenemos muy en cuenta cuando preparamos una presentación: es decir, una historia. Cuando cuidas cada canal por separado, todo fluye. Tu presentación será casi-perfecta si:

  1. sabes transmitirla y emocionar sin ninguna diapositiva.

  2. puedes proyectar cada diapositiva /imagen sin decir una sola palabra (¡pero no vale escribirlo todo en la diapositiva!) y que cualquier persona entienda el argumento.

Pero al juntar ambos canales es cuando viene el lío.

Píramo y Tisbe acuerdan un encuentro clandestino nocturno junto a una fuente y un moral de moras blancas. Tisbe llega antes y ve que llega una leona tras alguna comilona, con las fauces ensangrentadas. Asustada Tisbe, pierde su velo mientras se esconde tras una roca. La leona juguetea con el velo manchándolo de sangre. Al llegar Píramo, viendo a la leona con el velo, cree que ésta se ha zampado a Tisbe. Éste saca su puñal y… ¿apuestas? Exacto. Se suicida.


La sangre de Píramo tiñe de color púrpura las moras, blancas hasta entonces. Tisbe sale de su escondite creyendo que la leona se ha ido; al ver las moras de color púpura y no blancas, duda de si ese era el lugar acordado con Píramo. Al verle muerto, coge el puñal y… Zas. Se suicida.


En «La Venganza de Don Mendo» (Pedro Muñoz Seca) se lo montaban mejor: «este puñal nos dará muerte a los dos. Primero lo hundiré en ti y te daré muerte, sí, lo juro por Belcebú! y luego tú misma, tú, hundes el acero en mí».


Y el Final.

Según el relato de Ovidio, los dioses se apiadan del lamento de Tisbe y reconcilia a ambas familias y hacen que, en adelante, las moras sean de este color. De hecho, a la morera se le llamaba Pyramea arbor.


Y así nos cuenta la antigüedad que hay más malentendidos que malvados. Que el malentendido es la causa común a las grietas, conflictos y muerte entre amados.


Y sin embargo, a través de esa grieta que hay en todo es por dónde entra La Luz, como decía («cantar» sería otro cantar) Leonard Cohen en"Anthem" (1992). A través de ese Amor, aun destruido, nos ilustran los clásicos que se contruye algo valioso. En el mito de Píramo y Tisbe, es la sangre de aquel la que da pie al color púrpura. Color tan valioso que...

  • ...para hacer 1 gramo de púrpura en la ciudad de Tiro, los fenicios (s. XVII a.C.) necesitaban la mucosidad de 9.000 caracoles Murex.

  • ...Julio César queda prendado (nunca mejor dicho) de ese color al visitar a Cleopatra. Desde entonces, sólo él podrá vestir ese color en el Imperio Romano. En cierta similitud, en la Iglesia Católica sólo visten de ese color los cardenales (=«purpurados»), símbolo de la sangre dispuesta a derramar.

  • … no fue hasta 1860 que William Henry Perkin sintetizó artificialmente el tinte púrpura. De hecho es el único color que no aparece en ninguna bandera del mundo. Siendo estrictos: aparece en el pecho del lorito de la bandera de Isla de Dominica y en una minúscula franja de arco iris en la bandera de Nicaragua. Y ya.

  • …da nombre perfecto a una canción perfecta: "Purple Rain".

Del Amor, como Fuerza, aun encerrando el riesgo del malentendido y la Tragedia, siempre sale algo bueno. Pero los cuchillos, para la cocina.



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