(11.Abril.2002)
Cuando uno ha ayudado a unas cuantas empresas en idear y elaborar sus presentaciones, se encuentra con motivaciones de todo tipo: reforzar imagen de marca, motivar a equipos, aclarar modos de operar un proceso, etc.
10 años dan para bastante y en bastantes empresas.
Pero luego hay (muy) contadas ocasiones en que la motivación es «dar la campanada» con un proyecto.
Y no es cosa baladí. La función de una campana es que su sonido llegue a todas partes e inspire a una acción conjunta.
Igual que con una presentación.
Pero para eso hay que tener en mente algunas cosas.
Y para considerarlas de la manera más eficaz posible, pues nada como contratar mi servicio de formación en la materia.
¿Para qué vamos a andarnos con rollos, no?
El caso es que hay que afinar la campana. Al fin y al cabo, es un instrumento de percusión.
Concretamente, idiófono.
Esto no significa que quien la toque sea idiota, sino que tiene sonido propio (sin uso de cuerdas, membranas ni aire).
Además, un respeto al compañero campanero. No pocas chanzas tendrá que aguantar durante su vida musical.
Tú imagina: te has estudiado el grado superior de Música - especialidad percusión; podrías tocar medio Spotify con el xilófono o el vibráfono (= instrumento musical, ojo); fichas por una orquesta sinfónica: te compras un traje smoking.
Y van y te ponen con el pu(n)to triángulo o a darle a la campana.
A ver cómo se lo explicas a tus padres.
Es como mi amigo Joan: en la mili le preguntó su sargento que a qué se dedicaba.
Éste respondió, ufano: «pues presento un programa de radio».
Se pegó todas las maniobras en Melilla cargando con los 30 kilos de emisora a la espalda.
A la hora de afinar la campana se tienen en cuenta complejas proporciones en su geometría.
Pero todo empieza en el material: ese 78% cobre y 22% estaño que le da a esa aleación bronce su sonoridad.
Algo así como las folclóricas: "Cuanto más cobre, más suena".
De hecho, a esa aleación se le denomina «metal de campana»: idónea en las fundiciones para artillería en la Edad Moderna (la construcción de cañones se encargaba a los maestros campaneros).
Es fundamental conocer la proporción correcta en el material que usemos para componer tu presentación.
Datos técnicos · contexto · implicaciones emocionales · efectos a futuro…
Convertir a tu presentación en algo que, como instrumento idiófono, tenga sonido propio.
Encontrar esa aleación perfecta que haga que tu campana suene.
Y resuene.
Bueno, y luego ya entra el factor del badajo.
Que sin eso, pues no suena.
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