Como habrás visto en las carteleras, las películas en 3D han desparecido.
Quizá el motivo del fiasco sea que eso llevaba existiendo desde que Tespis inventó en el s. VI a.C. algo que se llama Teatro.
Incluso se le atribuye la creación del Prósopon o Máscara teatral.
Pero a Tespis le salió mal la jugada: para su fastidio, su gobernante Solón de Atenas (uno de los Siete sabios de Grecia - el que acuñó lo de «Nada en Exceso»), se declaró detractor suyo y le desterró.
El carro en que fue viajando con su bartulario, llevando sus representaciones fuera de Atenas, se convirtió en el hoy símbolo del teatro.
Y al cine 3D seguramente le pasó lo que ocurre cuando nos da por usar Preziy abuso de efectos especiales.
O sea, creernos la Industrial Light & Magic.
Que al final lo que mueve (la taquilla) y conmueve es la historia.
Por eso en mis cursos la práctica escénica es fundamental.
No voy a las empresas con un «carro», sino con la mochila del portátil (al fin y al cabo también os gusta ver las diapositivas).
Las tácticas y métodos para componer visualmente, claro que os las cuento.
Pero eso al final lo tenéis en el resumen que os entrego luego.
El salto en tu calidad presentando está en la oportunidad de contar la historia.
Esa que acabas de plasmar en un mapa mental con papel y lápiz.
Conocerte a ti y tus sensaciones en el momento en que la expresas.
Modelar juntos la manera de estructurarlo y expresarlo.
Para todo eso no hay atajos.
De hecho, tras haber suprimido mi striptease del programa de contenidos, ahora es lo que más disfrutáis en el curso.
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