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  • Foto del escritorDiego Marqueta

El lado silencioso de la Luna

Actualizado: 13 may 2021


“A un lado de la Luna: 3.000 millones de personas + 2 (Neil Armostrong + Buzz Aldrin) Al otro: 1 + Dios-sabe-qué-otra-cosa” Michael Collins, sobre el hecho de orbitar en solitario por la cara oculta de la Luna.


Esta semana que termina hemos tenido 3 pérdidas. 2 de ellas irreparables. La 3ª, confío en que también lo sea. Michael Collins Nos deja este pionero de la exploración espacial, que emprende su último vuelo en solitario. Nada nuevo para él, que fue el responable de mantener el módulo de mando Columbia de la misión Apollo XI orbitando en torno a la luna. Mientras, Neil Armstrong y Buzz Aldrin descendían a la superficie lunar en el módulo Eagle. Es famoso aquel «pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la Humanidad» de Armstrong. Pero menos conocida es la reflexión de Michael Collins que puedes leer en el encabezado de este texto.

Un modo poético, místico, mágico de definir algo científicamente cierto.

Una reflexión que hace en cada lapso de 47 minutos que dura su órbita en solitario por la cara oculta de la luna. Momento en que dejan de llegar las ondas de radio. Si para ponerse a navegar en solitario hay que tenerlos cuadrados, para hacerlo con un Silencio-radio que se añade al silencio natural del espacio en que nadie sabe de ti ni te puede ayudar, al otro lado de la Luna, hay que tenerlos hexagonales. Si el espacio exterior es de por sí silencioso (en el vacío, sin aire, no se propaga el sonido. Algo que creo que sólo las películas «Gravity» y «2001: Una odisea en le espacio» han respetado), si encima se te apaga la radio, imagínate. La mayor soledad jamás documentada, con permiso de un candidato de Ciudadanos.

Al otro lado de la luna están sus 2 compañeros y, un poquito más lejos, en esa bola azul, toda la Naturaleza (humanos, animales, plantas, geología…) que jamás haya existido. De este otro lado de la Luna, sólo él.


¿Por qué toda la Naturaleza que jamás haya existido? Asumiendo que los restos orgánicos digeridos por microorganismos a lo largos de los miles de años no hubieran llegado a escapar de la Exosfera. Incluídos los satélites artificiales (Sputnik 1 y Sputnik 2, el de la perra Laika, en 1957, y así hasta tener 115 satélites cuando la misión Apollo XI). La Voyager 1 se lanzó 8 años después, en 1977. Y esta sonda, que ya ha escapado hoy del Sistema Solar, sí que lleva indefectiblemente restos orgánicos de los técnicos que la ensamblaron, por mucha mascarilla y traje buzo que usaran (*). Incluído el disco de oro con todo tipo de detalles, codificación de imágenes e información de quiénes somos, dónde estamos o cómo es nuestro planeta. O sea, ponerlo fácil a quien le apetezca venir a aniquilarnos. ¿Os acordáis de la serie "V" en la tele? (Los lagartos, los ratones, los cromos de la revista Teleindiscreta con Donovan y Diana). Pues eso. Zas. Todos convertidos en picadillo cósmico. Parece mentira que esa idea tan imbécil fuera presidida por el mismísimo Carl Sagan. Y sin embargo, denota la fuerza de lo visual. Y es que la misión Apolo XI ( y el resto de Apolos, incluidos los de fresa), iba equipada con cámaras Hasselblad, lentes Carl Zeiss y películas Kodak con emulsiones especiales de Panatomic, Ektachrome y 2485 con la entonces casi imposible sensibilidad ASA (=ISO) 16.000. Dejé de esnifar pegamento el día que empecé a cargar películas de este formato en la cámara Rolleiflex de medio formato. En el Smithsonian (Washington DC) vi una, bastante machacadita, por cierto. Pero viendo cómo tiene su móvil mucha gente, es disculpable alguna abolladura en la cámara que te has llevado a la Luna.

(*) Aclaración posterior de mi antiguo compañero y siempre amigo Carlos:

A propósito de restos orgánicos en el espacio, en el año 1967, la NASA envió a la Luna la sonda Surveyor 3, que alunizó exitosamente en el Océano de las Tormentas. Dos años después, el Apollo XII alunizó en las cercanías y se trajeron a la Tierra la cámara fotográfica de la Surveyor. Cuando los científicos la analizaron, encontraron en su interior unas bacterias terrestres que, después de viajar a la Luna en el Surveyor, habían sobrevivido a las condiciones extremas en la Luna.

EL Risitas Nos deja Juan Joya, el Risitas. Ahora que se ha reunido con el «cuña(-aaa)o», deben de tener frito a San Pedro, convertido en el Jesús Quintero celestial. Me imagino cómo habría sido la exploración lunar si en vez de Armstrong y Aldrin, Michael Collins hubiera tenido de acompañantes a los «cuñaos». No en vano, el nombre de la misión, Apolo (XI) invoca al dios de la belleza. Me temo que son que habrían disfrutado de los momentos de silencio radio por la cara oculta de la luna. Calibri Microsoft ha anunciado la muerte de la tipografía Calibri. Esa que ves en el 90% de las presentaciones y carteles A4 en corcheras y aseos públicos. Exacto, la que sale por defecto cuando abres el Word, Excel o Powerpoint. Defunción celebrada como el confeti en casa de mi madre cuando me despido y me regreso a la mía.

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