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  • Foto del escritorDiego Marqueta

Personas, máquinas y viceversa (I)


Solemos pedir a las personas que tengan el toque humano. Pero que sean fiables. A veces milimétricas. Por ejemplo, Jonathan "Sugarfoot" Moffett, batería de Michael Jackson, saca la misma precisión y sonido que si fuera una caja de ritmos (alucina con este "Smooth Criminal" ). De hecho, el propio Michael Jackson era un espectáculo haciendo "Beatboxing". A su lado, el mismísimo Michael Winslow de «Loca Academia de Policía» quedaba como Cagancho en Almagro. Por eso cuando doy charlas, modero debates o imparto cursos, empiezo y acabo a la hora exacta. Una investigadora de primerísimo nivel ha hecho la presentación del trabajo que le ha ocupado los últimos 10 años. Y en estos últimos meses estuve asesorándole y diseñando su presentación.

La verdadera razón del éxito rotundo que ha cosechado su presentación es la profesionalidad y conocimiento de esta persona: fueron clave para poder construir juntos una narrativa técnica, emocional y de futuro.

Pero podemos conceder un (respetable) 5% del éxito a la puesta en escena. Tenía 40 minutos para hablar y no se extendió ni un segundo de más.

Por otra parte, solemos pedir a las máquinas que, aunque precisas y exactas, muestren un lado humano, amigable. Que su diseño sea un lenguaje que entendamos. Por eso el apoyo a usar (típicamente, las diapositivas) han de ser perfectas, siguiendo métodos que en estos textos suelo compartir con vosotros (y que en mis cursos se aprenden de maravilla). Volviendo al caso anterior: el "Powerpoint" se componía de 129 diapositivas de aspecto profesional que fluían, te acompañaban y enganchaban. O como otra presentación, también de hace unos días, en que mi cliente proyectó 325 diapositivas a lo largo de 60 minutos clavados. Yo mismo estuve escuchando como si fuera la primera vez que veía esa presentación, en lugar de ser quien la diseñó. En resumen: persona que tiene trazas de máquina y máquina que las tiene de persona. Ese rasgo que es parte de la genialidad de Cervantes con la cual literalmente se inventó el género de la novela. Quijote se va convirtiendo en Sancho y Sancho se va convirtiendo en Quijote.

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