Texto original: 12.Abril.2006.
Archivo «Blógicamente - Pensamientos en 35mm»
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Pues sí, pues sí. Llevaba un año detrás de ella, e iluso de mí, siempre pensé que su mirada brillante no miraba a otro más que a mí.
En ocasiones la veía que se dejaba engatusar por otros, que se interesaban por ella, e incluso tengo algún conocido que llegó "a mayores" con ella. Pero no me puse celoso, porque la culpa no era suya sino mía.
Nunca he perdido la convicción de que era a mí a quien esperaba, pero que no podía dejar que el sentido de su vida desapareciese: hay más gente a la que podía hacer feliz, y por tanto se dejaba abrazar, tocar, que su resorte se activase lanzando chasquidos mágicos.
Pero desde el viernes, tras emerger desde el océano de la incertidumbre, navego junto a ella. Y, como una buena amante, tras dejarse acariciar y besar en los prolegómenos, me susurra ahora cómo mejorar, cómo hacerle más feliz.
En "El Club Dumas", Lucas Corso tenía una amante a la que llamaba Nikon.
A la mía, le pusieron Canon.
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